Carlos M. Rodríguez Canseco nació con el alma despierta a un mundo que parecía ordinario, pero que siempre le susurró secretos extraordinarios. Desde su infancia, sintió que sus sentidos iban más allá de lo físico: podía percibir energías, escuchar silencios cargados de mensajes y ver aquello que el ojo común no alcanzaba.
Su vida ha sido un puente entre dos realidades: la tangible y la invisible, la de la tierra y la del espíritu. Sin necesidad de estudios formales en filosofía o espiritualidad, Carlos aprendió de la escuela más profunda: la vida misma. Cada experiencia, cada caída y cada instante de silencio le revelaron que la verdadera sabiduría proviene de la conexión con el corazón cósmico.
Desde niño, descubrió que su intuición era un lenguaje sagrado, capaz de guiarlo con certeza incluso en los momentos más inciertos. A lo largo de los años, su camino espiritual le permitió desarrollar dones de clarividencia, clarisentir y clariaudiencia, reconociendo que estos no son regalos aislados, sino recordatorios de lo que todos llevamos dentro.
En su andar, ha aprendido a leer los campos energéticos de quienes lo rodean, a escuchar la voz del universo que llega en susurros, y a viajar con su conciencia más allá del tiempo y el espacio.
Su historia es un testimonio de que la grandeza espiritual no se mide por títulos, sino por la capacidad de vivir despierto, amar con plenitud y entregar al mundo aquello que vibra en lo más profundo del alma. Con este libro, Mi alma antigua, Carlos M. Rodríguez Canseco ofrece a cada lector una llave: la oportunidad de abrir las puertas de su propio despertar y descubrir que el universo entero habita en su interior.

