Uno de los mayores privilegios que puede tener un escritor es, por mucho, ser invitado a prologar la obra de un colega, pero ese privilegio conlleva un alto grado de responsabilidad, porque prologar una obra no es derramar un mar de adjetivos que enaltezcan al autor sino, y es de vital importancia hacerlo, desandar la obra y transmitir al lector qué valor real existe dentro de las páginas que le siguen.
En este libro, Mi testimonio: De costa a costa, escrito por César Alejandro Herrera, hay una historia, una gran historia, diría yo, conformada por una serie de eventos que dieron lugar, primero, al surgimiento de una leyenda, y luego, a un legado que perdura.
No es la vida de Rigo Tovar, mucho menos su biografía; lo que narra este excelente libro es la historia del conjunto Costa Azul hasta su fragmentación, analizado desde la óptica del autor, quien tuvo el honor de pertenecer a casi todas las [alineaciones] que tuvo la entidad musical creada por Rigo Tovar, para que lo acompañara en su vida profesional.
O sea, no es la vida del Ídolo de las multitudes, sino las vivencias de uno de los músicos más cercanos a él, a través de las cuales, el lector podrá deleitarse y sufrir – porque todo no es color de rosa – conociendo las interioridades de un grupo de jóvenes que, cada quien en su etapa, cargó el peso de la responsabilidad que implica ser parte de uno de los conjuntos más famosos de la historia musical de México y toda Latinoamérica.
